jueves, 26 de junio de 2014

'Si me encuentran temprano, estoy frito': cáncer de seno

El cáncer de seno se ufana de ser el más popular entre las mujeres, pero al mismo tiempo pide perdón a quienes tienen que padecerlo. Así de contradictoria es esta enfermedad.
En entrevista, con una seriedad que asusta y con la certeza del que se sabe bien posicionado y respetado, el cáncer de mama dice temerle solo a que lo descubran temprano. “Si me dejan instalar, soy un inquilino capaz de mortificarle la vida a cualquiera”, dice mientras responde esta entrevista, que compara con un harakiri: “entre más sepan de mí, menos clientes voy a tener. Eso es seguro”.
Usted es miembro del cartel de los cánceres. Háblenos de su familia.
Bueno, prefiero que nos llame clan. Conformamos una familia grande que nace de las mutaciones y cambios anómalos en los genes de las células que hace que se olviden de morir y se multipliquen sin control. Desde ahí nos llamamos cáncer y nuestro único fin es crecer, crecer y crecer a costillas de la energía y los nutrientes de lo que invadimos. Si no nos paran, acabamos con todo. ¿Le queda claro?
Esa es su familia. ¿Y usted?
Yo soy el cáncer de mama o de seno. Ahí me luzco enloqueciendo las células de los lobulillos, que son las glándulas que producen leche (cáncer lobular) o de los conductos que la transportan (cáncer ductal). A veces me meto con la grasa y las células fibrosas, pero eso es raro.
¿Las enloquece?
Literalmente. Las hago perder el control para que se multipliquen por montones. Eso cuesta mucha energía, que robamos de los tejidos sanos que encontramos por el camino, empezando por el mismo seno. Si nos dan ‘papaya’, nos deslizamos por el sistema linfático, que son unos ríos por los que viajamos a instalarnos en otras partes del cuerpo. Metástasis llaman ustedes a ese proceso. Permítame llamarlo trashumancia.

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