jueves, 26 de junio de 2014

'Quisiera escribir historias sobre Colombia': Danai Gurira

No puede, me digo, tratarse de la misma persona. Esta mujer no tiene el gesto de furia mal contenida, la mirada de permanente desconfianza, el aire de peligro inminente que emana Michonne, de lejos el personaje más letal de The Walking Dead.
Tampoco –dirá el crítico inconmovible desde la fila de atrás– carga una espada ni está rodeada de zombis. Eso es porque Danai Gurira, la actriz que encarna a Michonne en la popular serie (que en América Latina se emite por Fox), es en realidad una mujer muy distinta: elegante, amable y, sobre todo, sonriente, que ya gozaba de un amplio reconocimiento en los círculos teatrales de Nueva York antes de que llegara a ella el papel de la decapitadora de muertos vivientes. Ahora que un nuevo tipo de fama la rodea, balancea su trabajo en la serie con su pasión por la escritura y su activismo por la causa de la lucha contra el uso de la violación como arma de guerra.

Esta última faceta de su vida fue la que la trajo a Londres, para tomar parte en el Foro Mundial contra la Violencia Sexual en el Conflicto, en el que interactuó, entre otras, con varias ganadoras del premio Nobel de Paz y con la periodista colombiana Jineth Bedoya.

Gurira habló con EL TIEMPO sobre su mezcla de mezclas: auto-descrita ‘zamericana’ (nació en EE. UU. pero fue criada desde los cinco años en Zimbabue), esta guionista y actriz, profundamente cristiana, divide su tiempo entre las planicies de Georgia (en donde pasa siete meses cada año rodando la serie) y las colinas de California, en donde tiene su casa. Cada año pasa al menos un mes en su Harare del alma, en donde su organización sin ánimo de lucro, Almasi Collaborative Arts, trabaja para crear un conservatorio que forme a los artistas zimbabuenses del futuro.

¿Cómo maneja el balance entre el tipo de fama del teatro, con los críticos y las reseñas, y ese otro tipo de fama de la alfombra roja y de Hollywood?

Son entidades diferentes. A veces se cruzan, muy raramente. Pero me ayuda a ser quien soy, me gusta tener que lidiar con ese equilibrio. Nunca fue mi plan lidiar con Hollywood, no lo veía en mis cartas. Solamente hacía un trabajo que disfruto, perseguía mi voz y contaba las historias que sentía que debía contar. Esto se volvió una entidad nueva. Pero, a la vez, el teatro me alimenta, cuando vuelvo a Hollywood me siento conectada, aterrizada de alguna manera, y ha resultado ser un buen polo a tierra.

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