Con un pequeño empujón, a partir de la comprensión de la mente, una persona, una familia o una sociedad pueden ser llevados a tomar decisiones más favorables, y es lo que está buscando la llamada economía del comportamiento.
Experiencias reales en este campo fueron explicadas el viernes en la Universidad de los Andes por Sendhil Mullainathan, en una conferencia organizada por esa institución, SABMiller y Bavaria. Mullainathan es parte de una nueva generación de la ola de economistas indios como el nobel Amartya Sen o Jagdish Bhagwati. Profesor de la Universidad de Harvard, ha sido parte de la lista de jóvenes líderes globales, del Foro Económico Mundial, y del Top 100 Global Thinkers 2013, de la revista Foreign Policy.
¿Qué cosas mira la economía del comportamiento?
Por ejemplo, que la gente quiere, de verdad, ir al gimnasio, pero a la hora de levantarse no lo hace. O a la hora de invertir, lo hacen en la nueva tendencia, en las compañías importantes, en lo que oyen. Pero no por una reflexión profunda, sino por un impulso. O en salud: uno tiene un lunar sospechoso y sabe que debe ir al médico... pero no lo hace.
¿Y esto cómo puede aportar a la sociedad?
Muchas veces los legisladores y las políticas públicas se olvidan de cómo funciona el cerebro. Actuamos por instinto, por reflejo, pero los legisladores no analizan lo que la gente siente o cómo nos comportamos. Hay que ver la psicología para entender las finanzas, los ahorros, las quiebras.
¿Qué soluciones prácticas puede contar?
Frente a una política pública que exige a la gente ciertas metas de ahorro, se hizo un experimento en el que se enviaba solo un mensaje de texto que decía ‘le falta tanto para cumplir su meta’; se incrementó entre 7 y 10 por ciento el ahorro.
En Estados Unidos, los trabajadores, cuando firman el contrato de trabajo llenan un formulario donde ponen cuánto van a ahorrar para su pensión. Si uno no ponía cuánto iba a ahorrar, la opción predeterminada era cero. Entonces se decidió un cambio muy sencillo: la opción por defecto fue ahorrar 5 por ciento. Creció el ahorro, porque la gente prefiere no tener que tomar una decisión, y se va por la opción por defecto.
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