Paul Krugman es un teórico de respeto, y sus trabajos en economía internacional le merecieron el Premio Nobel de Economía (2008). Además, Krugman es columnista destacado de ‘The New York Times’, en donde se convirtió en el crítico más acérrimo de las políticas económicas de los dos gobiernos de George W. Bush, a quien llamó Robin Hood al revés (les quitaba a los pobres y les daba a los ricos). En EE. UU., la reducción de los impuestos a los más ricos y a las corporaciones se tradujo en una mayor concentración del ingreso, con más pobreza y salarios reales estancados. Un rasgo de la latinoamericanización de EE. UU.
Los bienes que intercambian los países norte-norte (EE. UU.-Europa-Japón) son en su mayoría manufacturas y son sustitutivos. Los norteamericanos compran carros alemanes y los alemanes, carros norteamericanos. Este comercio es creciente y dinámico, los precios son determinados por los productores y “marcados”, lo que crea beneficios de monopolio u oligopolio en el comercio, mientras pagan buenos salarios y las productividades son altas.
El comercio norte-sur (EE. UU.-Europa-Japón vs. el resto) es diferente: autos contra café (en grano verde, ni tostado ni procesado). Mientras el norte produce bienes manufacturados de alta tecnología, el sur produce materias primas agrícolas y minerales, y bienes manufacturados intensivos en trabajo, de rendimientos decrecientes (costos crecientes a medida que aumenta la producción) y que ya han agotado el cambio técnico. Este último comercio es complementario y menos dinámico. Los salarios que paga el sur son bajos, la productividad es baja y la pobreza abunda.
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