Aunque el número de pasajeros por avión viene rompiendo récords desde el 2010 (en el 2013 el aumento fue del 16 por ciento al llegar a 28,5 millones de viajeros), la industria aeronáutica tiene preocupaciones porque de forma progresiva sus márgenes de rentabilidad vienen cayendo, al punto de que ya están por debajo del promedio de América Latina.
La avalancha de personas que pasaron del bus al avión ha venido acompañada de una fuerte competencia de tarifas, que contrasta con los costos de operación, por factores como el suministro de combustible y otros cargos que otros concesionarios fijan de forma unilateral.
Según la Asociación del Transporte Aéreo en Colombia (Atac), el caso más preocupante, por su impacto, es el del concesionario Opaín, en el aeropuerto El Dorado de Bogotá, que anunció su intención de incrementar en un 83 por ciento los cargos por combustible, para cubrir la inversión en una red de hidrantes para abastecer a las aeronaves.
El presidente Ejecutivo de la agremiación, Gilberto Salcedo, señala que la intención es pasar de 5 centavos de dólar por galón a 9,15 centavos de dólar por galón, lo que representaría más de 20,1 millones de dólares por este concepto al año. En El Dorado se consumen 220 millones de galones anualmente.
La alarma es porque Bogotá concentró el año pasado el 33 por ciento de las operaciones del país y porque por esta terminal se mueve el 40 por ciento de los viajeros nacionales y el 78 por ciento de los internacionales.
El directivo recalca que Opaín no ha sido claro con las cifras y repetidamente se ha negado a mostrarle a Atac la relación detallada de los costos de esta nueva infraestructura, como sustento del monto que pretende cobrar, a pesar de que una tutela le amparó este derecho a la agremiación.
“Hace un año hablaba de 35 millones de dólares, subió a finales del 2013 a 60 millones y ahora el valor estimado es de 75 millones de dólares”, asegura Salcedo.
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