El mejor lugar que ha alcanzado la selección de Chile fue en el Mundial que se celebró en sus propias tierras. Venció a Yugoslavia por 1-0 y se adjudicó el tercer lugar de un campeonato de la FIFA. Sin embargo, pudo lograr más de no ser por el silencioso partido de semifinales ante Brasil.
Eran las 2:30 de la tarde en la ciudad de Santiago de Chile cuando el árbitro mexicano, Arturo Yamasaki Maldonado dio el pitazo inicial en el estadio Nacional.
Ese 13 de junio de 1962 se jugaría el partido más silencioso de la historia del fútbol. Las tribunas estaban llenas y la selección nacional y local enfrentaba a uno de los equipos más difíciles de vencer, Brasil. Era una semifinal difícil, pero los chilenos habían logrado llegar hasta esta instancia luego de vencer a la Unión Soviética por un marcador de 2-1 en cuartos de final.
Aunque sus partidos de grupo no habían sido los mejores, Chile había logrado pasar la fase en el segundo lugar del Grupo B por debajo de Alemania Federal, equipo con el que habían perdido 2-0. Pero Chile había ganado ante Suiza (3-1) e Italia (2-0) con un equipo que demostraba corazón y muchas ganas.
De pronto los aficionados ayudaron, pues jugar contra el local no es lo mismo que contra cualquier otro equipo. Las graderías completamente rojas, los gritos, la fiesta, el ruido, asustan hasta al propio Pelé, pero la selección chilena no creyó que eso podría estar a su favor.
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