Cuando ya regresaban a sus casas, pasado el mediodía, el bus en el que viajaban se varó y el conductor intentó encenderlo echándole gasolina en el carburador, lo que luego causó un incendio.
Dentro del vehículo murieron 33 menores, entre ellos la hija, de 7 años, de Josefa y Manuel.
Al ver las llamas, Josefa Ortiz, esposa de Manuel y quien iba a bordo del bus, sacó a los niños que tenía a su alcance, pero no pudo salvar a su hija porque estaba en la parte de atrás.
Josefa, quien trabaja desde hace 11 años como registradora en Sabanas de San Ángel, se recupera de quemaduras en el rostro y los brazos en el Hospital Universitario de Santa Marta.
Y su marido, quien habría contratado el servicio de transporte, está en prisión y, junto con el conductor Jaime Gutiérrez, responden por la muerte de los menores.
La justicia también busca al propietario del vehículo, Alfredo Esqueda Chávez.
Zenaida Ortiz, hermana de Josefa, cuenta que su cuñado le dijo que “todo fue como una visión, fue muy rápido, que le dolía no solo su hija, sino todos los niños”.
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