Un patrullero del Grupo Contra Atracos de la Policía Metropolitana de Bogotá fue el escogido para la complicada misión: convencer a una banda comprometida en al menos una decena de robos de bancos que él tenía la información para ‘coronar’ un nuevo golpe criminal.
La historia, que ocurrió hace un lustro, comenzó con la llamada de un informante anónimo que dio el paradero de uno de los integrantes de una agrupación delictiva, que días antes había hurtado una entidad bancaria del norte de la ciudad.
Luego de algunos seguimientos, el patrullero lo contactó por primera vez. “Sabíamos que él se movilizaba en un taxi y que se la pasaba en el barrio 12 de Octubre. El policía se hizo pasar como trabajador de las zonas de venta de muebles y empezó a hacerse amigo de él.
Cuando tomaron confianza, el patrullero encubierto le comentó que tenía una novia en un banco del barrio Normandía y que tenía datos precisos para asaltar esa sucursal”, recuerda el jefe del grupo investigativo de aquella época.
Días después, el taxista, que resultó ser el líder de la banda, fue llamando a los otros miembros para planear el multimillonario robo: en una casa del barrio Galán se repartían las tareas.
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