Desde muy temprano el sol acompañó a los primeros capitalinos que se acercaron a votar a las urnas ubicadas en los diferentes puntos de Bogotá.
En Corferias, el punto de votación más grande del país, algunos entraban y salían sin problema del lugar y comentaban su voto mientras desayunaban; otros miles intentaban ingresar haciendo una larga fila que nadie entendía. "Nunca ha sido así. ¿Por qué ahora les dio por hacer esta fila eterna? No vamos para un concierto, vamos es a votar", dijo un ciudadano impaciente.
La tranquilidad que se percibía dentro del lugar fue interrumpida por un grupo de al menos 200 personas que exigieron su derecho al sufragio. Muchos de ellos tenían su cédula expedida en otras regiones del país diferentes a Bogotá, lo que les impedía votar en este punto.
Por ejemplo, Yaimis Gómez fue hasta Corferias con la intención de votar por primera vez. Sin embargo, no le fue posible hacerlo, pues su cédula está registrada en Valledupar, por lo que unos funcionarios de la Defensoría del Pueblo le tomaron su queja en un papel. Ella, furiosa pero desinformada, respondió: “Yo no quiero un certificado, yo lo que quiero es votar”.
El panorama no fue diferente para una familia que llegó a votar acompañada de su abuelo de 85 años, quien se encuentra en condición de discapacidad, pero que debido a la desorganización y los pocos accesos adecuados para personas en silla de ruedas, decidió no hacerlo.
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