La generación de condiciones de seguridad ciudadana basadas en la protección de la integridad y del patrimonio económico de las personas, no solo favorece la actividad empresarial y la inversión, también contribuye al desarrollo social y a la calidad de vida.
El homicidio común, principal indicador de violencia, ha tenido en Bogotá una tendencia a la reducción durante los últimos 20 años. De acuerdo con el seguimiento que realiza el Observatorio de Seguridad de la Cámara de Comercio de Bogotá (CCB), la tasa de homicidios pasó de 38 por cada 100.000 habitantes en el 2000, a 16,7 en el 2013.
Sin embargo, hay un alto número de homicidios, 1.259 durante 2013, y solo en un porcentaje muy bajo se determina la causa. Por eso, debemos avanzar en la consolidación de una propuesta que involucre al Gobierno Nacional y a la Administración Distrital para continuar incidiendo en la reducción, que facilite la investigación y judicialización de los hechos, garantice justicia y atención para los familiares de las víctimas y esté acompañada de estrategias de prevención para reducir la violencia interpersonal. En este último punto es necesaria la aprobación del nuevo Código Nacional de Convivencia. Los cerca de 40.000 casos de violencia interpersonal que se presentan al año reflejan un alto grado de conflictividad.
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