Aunque Bogotá no tiene mar, tiene parques, y definitivamente el de la 93 este sábado se convirtió en la mejor playa para los capitalinos. Todo dentro del marco de reinauguración del parque, que después de cuatro meses de remodelación abrió sus puertas de nuevo al público.
Bajo el cielo azul y un sol resplandeciente, descalzos, sentados sobre el pasto o cojines, con manteles, sombrillas, balones y en familia, los ciudadanos disfrutaron desde las 11 de la mañana de un día lleno de música, charlas y buena comida.
Con los acordes de la Orquesta Filarmónica Juvenil fueron llegando los primeros asistentes, algunos porque ya estaba en sus planes y otros porque los cogió de sorpresa el evento cuando iban pasando por el lugar.
Mientras que unos decidieron buscar la sombra para tomar una pequeña siesta, otros prefirieron quedarse al sol para escuchar el conversatorio, donde especialistas en arquitectura y urbanismo hablaban de la importancia de estos proyectos.
“Soy arquitecta y no hay mejor plan que venir al parque con mi hija y poder enriquecerme con las charlas de los expertos; poder descansar, tomar el sol y escuchar buena música. Nos sentimos felices de que en Bogotá existan espacios como este”, señaló Patricia Bocarejo, una de las asistentes.
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