martes, 29 de julio de 2014

Manuelita, siglo y medio más allá del azúcar

A 7 kilómetros de Palmira, hace 150 años, Santiago Martín Eder y George Henry Isaacs, padre de Jorge Isaacs, el autor de María –la obra cumbre del romanticismo de Colombia–, cerraron un negocio. Isaacs le vendió una de sus haciendas, incluido su pequeño trapiche.
La finca era La Manuelita, que tenía el mismo nombre de la esposa de Isaacs, recuerda 150 años después Harold Eder, quien hace parte de la sexta generación de esta familia dedicada al negocio del azúcar, que pasó de producir cuatro quintales diarios con un trapiche a tracción animal, a procesar 4,2 millones de toneladas de caña por año.
De 1864 a hoy, el negocio es mucho más que azúcar, como lo muestra el nuevo logo de la compañía que se dará a conocer este martes, cuando Manuelita celebre sus 150 años. La empresa tiene capacidad para producir 75 millones de litros de bioetanol año, lo que significa una reducción del 74 por ciento en las emisiones de gases efecto invernadero, sin contar los 166 millones de litros de Vale Do Paraná, en Brasil, donde Manuelita tiene una inversión minoritaria; y tiene capacidad para producir 143 millones de litros de biodiésel al año. Trabaja con 20.000 hectáreas de palma de aceite, 5.000 de ellas propias.
Exporta a 25 países, entre ellos China, donde envía la uva de mesa con pepa Red Globe que cultiva en el Perú; también le vende parte de los mejillones del negocio que tiene en Chile. “La China es un comprador muy importante, no solo de productos básicos y de commodities como la soya, el maíz y el azúcar, sino que se está volviendo consumidor clave de productos de agroexportaciones de mayor valor”, dice en diálogo con EL TIEMPO Harold Eder, presidente de Manuelita.

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